Por Boris González Ceja
Hace 20 años llegué a la estación de autobús de Tegucigalpa, en Honduras, y al ver un militar en cada esquina pensé: “¡Qué país tan tercermundista! ¿Qué pensarán sus políticos para gobernar así?”. Después la realidad nos alcanzó a México con Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico, hasta la militarización nuestra de todos los días, con la presencia de la política militar en Servicios de Salud, en Aduanas, en Seguridad Pública, y un largo etcétera. Fruto de la corrupción, la herencia militarista nos está dejando un país bañado en sangre, donde el día de ayer nos mataron a otro, Hipólito Mora, en La Ruana, Michoacán. Se alega que el gobierno, la policía y los militares lo dejaron sólo, que la población está a merced del crimen organizado. No podemos negar la realidad de más de 100 mil personas desaparecidas y sus familias, que viven con el dolor y la incertidumbre de su ausencia; más de 158 mil personas asesinadas en este gobierno, con sus familias llenas de rencor por no tener justicia, con las calles lideradas por los couches de la muerte, los delincuentes que tienen las ciudades a su voluntad.
Según el INEGI, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador ha superado los 156 mil 066 casos de homicidio que el gobierno de Enrique Peña Nieto, esto posiciona el sexenio actual como el más violento de la historia moderna de México, y con esa realidad los abrazos no están alcanzando. Decirles a los delincuentes que los van a acusar con sus papás puede parecer gracioso, pero con las escenas en redes sociales de muertes sanguinarias al alcance de nuestros hijos, es una burla de baja calaña de parte del presidente.
Miles de personas están dispuestas a levantarse en armas por el contubernio del gobierno con el narcotráfico, y la cuarta transformación se pudiera convertir en la segunda revolución, con la herencia que tenemos.
Cuando recién llegó el presidente nos invitó para participar en el Foro de Escucha con Víctimas. Desgraciadamente conocemos la violencia por diversas fuentes, tanto personales donde agremiados a nuestra institución la han sufrido, como por los casos que acompañamos, donde las violaciones graves de derechos humanos son cotidianas.
Para honrar su palabra como Presidente de este país, le sugerimos en su momento diversas propuestas que fueron ignoradas: 1. La consulta a las víctimas comenzó mal, al poner en los Foros a hablar a personajes que se caracterizan por su oportunismo para usar a las víctimas, tales como supuestas representantes de víctimas y empresarios, que nada o poco tienen que ver con la realidad de las madres que buscan a sus hijos desaparecidos o con los familiares de las personas torturadas y que al día hoy, y en su foro de consulta también, no tienen voz ni espacio para participar de manera activa y con una atención decidida por parte de sus representantes.
2. El tiempo lógico que se requiere para atender el dolor que la desaparición forzada genera, pasa primero por el acceso a la justicia y al final, después de varios años de trabajo honesto, profesional y comprometido, un posible perdón, y no al revés. ¿perdón a quien, si no se han encontrado a ninguno de los desaparecidos, menos a los culpables? En todas las comunidades la desaparición forzada se encuentra en un proceso de impunidad permanente, sostenido y tolerado por las autoridades, tanto federales como Estatales y municipales, por las comunidades que están silenciadas con amenazas. Primero verdad y justicia, primero búsqueda con vida y seguridad, primero garantías de no repetición, y al último y si las victimas lo quieren, perdón.
3. Primero la reparación integral del daño con la presentación con vida de los desaparecidos y castigo a los culpables, una comisión de la verdad donde estamos dispuestos a participar, primero las víctimas y después su anhelado perdón, que los gobernantes imploran.
La impunidad que vivimos día a día se vive con las autoridades que gastan recursos para víctimas que nadie sabe a ciencia cierta en qué, pero que se la pasan tomándose fotos, figurando en actos públicos y placeándose, pero a éstas no les facilitan los procesos de búsqueda con bases de datos reales, donde se tenga acceso a los resultados de las tomas de muestra genética, donde exista un plan de trabajo con las autoridades responsables de atender estos temas, de iniciar las investigaciones en los posibles lugares de fosas clandestinas, donde podamos capacitar al personal que inicia las labores que sabemos se tienen que hacer, donde contemos con la participación de otras organizaciones con experiencias exitosas, donde podamos realizar análisis de contextos, diagnósticos del daño generado a niños, adolescentes, mujeres, como grupos vulnerables y que sufren de manera sostenida violaciones graves de derechos humanos. 4. Como se observa, el punto 3 incluye los elementos que las madres de los desaparecidos nos piden que abordemos, allí está nuestra propuesta, donde existe nuestra decidida participación sin condiciones, con experiencia y de manera libre. Seguimos esperando aun la respuesta del Presidente y del Gobernador, que tenemos esperanza que sea a la altura de sus promesas y nuestras circunstancias.
Causas y azares…
- No hay bases laborales para psicólogos en los Servicios de Salud, por lo que la atención puede esperar para el pueblo.
- Los problemas de desabasto en el país siguen afectando a la economía personal aumentando el gasto de bolsillo, ahora se cobra hasta los servicios de psicología en centros de salud y hospitales, según me comparten mis colegas.
Hasta la próxima, que la muerte (o su alusión) hace preciosos y patéticos a los hombres.
Twitter: https://twitter.com/borisgece
Esta es una columna contributiva de Boris González Ceja que trata sobre temas de salud mental y bienestar emocional. Las opiniones compatidas en estos artículos no deberían ser considerados consulta médica y son opiniones expresadas por el autor. Este contenido es una guía informativa y no necesariamente refleja las opiniones de la redacción de Diario Digital Noticias.
Descubre más desde Diario-Digital.com
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.