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Pfizer solicitará autorización para comenzar a distribuir su vacuna contra la covid-19

Luego de obtener mejoras en sus datos clínicos, la farmacéutica americana Pfizer informó que en breve pedirá una autorización de emergencia para comenzar a distribuir su vacuna contra el coronavirus. Con ello, se convertiría en el primer laboratorio de occidente en superar la tercera etapa de la esperada fórmula.

Algo más de una semana después de asegurar que sus primeros datos provisionales de la fase 3 de pruebas clínicas indicaban que su vacuna era efectiva en un 90 %, Pfizer presentó un nuevo conjunto de datos que amplían ese dato de efectividad hasta el 95 % con una respuesta similar (94 %) en casos de personas mayores de 65 años.

Además, la vacuna no provocó efectos secundarios reseñables entre los voluntarios a los que le fue administrada y la única pega que parece tener la candidata de Pfizer es que requiere congeladores ultra-fríos, que mantienen los viales a 70 grados bajo cero, un obstáculo para su distribución y un añadido a su coste.

Según el comunicado publicado por Pfizer, en esta última evaluación de la fase tres se han identificado 170 casos confirmados de covid-19, de los cuales 162 se observaron en el grupo de placebo frente a 8 en el grupo al que se administró la vacuna.

En total, cerca de 43.000 personas han participado en este ensayo en todo el mundo, de los cuales algo más de 41.000 recibieron una segunda dosis el pasado 13 de noviembre. «La eficacia fue constante según la edad, el género, la raza y la etnia», dice el comunicado de la compañía, que resalta que «la eficacia observada en adultos mayores de 65 años fue superior al 94 %».

Según Pfizer, los datos demuestran que la vacuna fue bien tolerada en todas las muestras de participantes inscritos y que no se observaron problemas de seguridad graves. Los únicos efectos secundarios importantes han sido fatiga (3,8 %) y dolor de cabeza (2 %).

Pese a que en muchos casos eficacia y efectividad se utilizan como sinónimo, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), que representan al Gobierno estadounidense en varios proyectos de tratamientos para combatir la covid-19, la eficacia se utiliza para medir las respuestas en un entorno controlado de pruebas mientras que efectividad se emplea en un medio enfrentado al mundo real, como ocurre en el caso de las pruebas de Pfizer, en la que los voluntarios se infectan en su vida diaria.

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