Benedicto XVI se encuentra grave y Papa Francisco pide orar por su salud
El Vaticano informó que el estado de salud del Papa emérito Benedicto XVI es delicado debido a su avanzada edad. Su sucesor, el papa Francisco, pidió a los fieles que eleven oraciones durante su audiencia general del miércoles.
Según el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, Francisco acudió al monasterio Mater Ecclesiae al finalizar la audiencia general para visitar a Benedicto XVI, de 96 años de edad.
“En cuanto a las condiciones de salud del papa emérito, por quien el papa Francisco pidió oración al final de la audiencia general de esta mañana, puedo confirmar que en las últimas horas se ha producido un agravamiento por el avance de su edad”, dijo Bruno.
Benedicto, cuyo nombre secular es Joseph Ratzinger, fue elegido papa en el año 2005 tras el fallecimiento del recordado Juan Pablo II. Es recordado como el primer líder de la Iglesia católica en jubilarse en más de 600 años, tras anunciar su renuncia en el año 2013 por motivos de salud. Desde entonces, reside en el convento Mater Ecclesiae en la Ciudad del Vaticano.
“Pido una oración especial para el papa Benedicto XVI quien en el silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recuérdenlo pidiéndole al Señor que lo consuele y lo apoye en ese testimonio de amor por la Iglesia, hasta el final”, dijo Francisco.
Si bien la salud de Ratzinger es delicada, su mente todavía funciona muy bien, ha explicado en varias ocasiones su secretario personal, Greorg Gänswein.
Francisco comentó a inicios de diciembre que suele visitar con frecuencia a Benedicto. Se refiere a él como un “santo” y una persona de gran vida espiritual. Aseguró que se encuentra lúcido y con buen sentido del humor.
Benedicto XVI, quien fuera el octavo alemán en asumir el papado, se caracterizaba por sus posturas conservadoras y tradicionalistas, contrarias al activismo social de la Teología de la Liberación.
A comienzos de este año, Benedicto emitió una declaración pública sobre la forma en la que abordó los casos de pederastia en la Iglesia católica mientras se desempeñaba como arzobispo de Múnich, entre los años 1977 y 1982. El ex Papa dijo que no actuó de mala fe, pero pidió perdón por cualquier “falta grave”.
