Terremoto en Filipinas: Pobladores duermen en las calles debido a constantes réplicas
El terremoto de 7.3 grados de magnitud registrado el miércoles en Filipinas continúa dejando estragos, debido a que se están produciendo cientos de réplicas a todas horas. Esta situación ha ocasionado que muchas personas decidieran dormir en las calles para resguardar su integridad.
Pobladores reportaron que están sintiendo movimientos sísmicos cada 15 o 20 minutos en el norte de Filipinas. Por su parte, la agencia meteorológica del país asiático confirmó que se han registrado más de 800 réplicas hasta el momento. 24 de ellas tuvieron suficiente fuerza para ser perceptibles.
El sismo del miércoles dejó un saldo de seis personas muertas y más de 150 resultaron heridas. Además, múltiples edificios resultaron dañados o destruidos, mientras que las carreteras se encontraban bloqueadas a causa de los deslizamientos. En tanto, miles de personas en la capital Manila y otras provincias cercanas quedaron sin servicio eléctrico.
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., llegó a la provincia el jueves para evaluar los daños, según una difusión en directo de la televisión del palacio presidencial. El mandatario se reunió con representantes locales e instó a los habitantes a no volver a sus hogares antes de que sean controlados.
Las réplicas seguirán teniendo lugar durante «varias semanas», anunció Renato Solidum, director del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología, durante una rueda de prensa junto al presidente. Habrá «mucho» en los tres primeros días, y luego «espero que disminuyan», dijo.
Filipinas suele ser sacudida por sismos debido a su ubicación en el Anillo de Fuego del Pacífico, un arco de gran actividad sísmica que va de Japón a la cuenca del Pacífico, cruzando el Sudeste Asiático.
El terremoto del miércoles fue uno de los más fuertes de los últimos años en Filipinas y se sintió a lo largo de la isla Luzón, la más poblada del archipiélago.
En octubre del 2013, un sismo de 7.1 grados golpeó la isla de Bohol en el centro de Filipinas, dejando más de 200 muertos. En aquel episodio, Iglesias antiguas en la cuna del catolicismo filipino resultaron seriamente dañadas y casi 400,000 personas fueron desplazadas.
