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Texas ejecuta a hispano que pidió morir acompañado de su pastor

El estado de Texas ejecutó el miércoles por la noche al hispano John Henry Ramírez, quien había sido condenado a la pena capital en el 2008 por el asesinato a puñaladas de un hombre en una tienda de Corpus Christi.

El caso de Ramírez llamó la atención debido a la batalla legal que siguió para que pueda tener al pastor de su iglesia al momento de ser ejecutado, para que pueda tocarlo y orar por él. En un inicio, Texas rechazó el pedido, pero la Corte Suprema estadounidense le concedió ese derecho.

Para el tribunal supremo, el estado de Texas había violado la libertad religiosa de Ramírez al negarle la posibilidad de ser acompañado por su líder religioso en sus momentos finales de vida.

La ejecución de Ramírez ocurrió a pesar de la objeción por parte de la oficina del fiscal de distrito del condado de Nueces, Mark González, quien pidió una nueva fecha luego de que la Corte Suprema le concediera al condenado la oportunidad de tener a un pastor presente.

El abogado de Ramírez, Seth Kretzer, señaló que esta semana se agotaron las últimas vías para evitar o retrasar la sentencia de muerte. La ejecución se llegó a postergar hasta en tres ocasiones.

El hispano de 38 años finalmente recibió la inyección letal en la cámara de muerte del penal de Huntsville y fue declarado muerto a las 18:41, hora local (23:41 GMT).

Se sabe que el pastor Dana Moore estuvo al lado de Ramírez al momento de su ejecución, pero no se confirmó si es que colocó las manos sobre su pecho, tal como el reo había solicitado.

Previo a su ejecución, Ramírez dedicó sus últimas palabras a la familia de Pablo Castro, el hombre a quien apuñaló 29 veces para robarle.

“Solo quiero decirle a la familia de Pablo Castro que aprecio todo lo que hicieron para tratar de comunicarse conmigo a través del programa de defensa de víctimas. Traté de responder, pero no hay nada que pudiera haber dicho o hecho que los hubiera ayudado. Tengo arrepentimiento y remordimiento por este acto tan atroz”, dijo el sentenciado.

Y agregó: “Espero que esto les sirva de consuelo. Si esto les ayuda, me alegro. Espero que de alguna forma esto les ayude a encontrar el cierre. A mi esposa, mis amigos, mi hijo, saltamontes, Dana y sus amigos, los amo a todos. Solo sé di una buena pelea y estoy listo para partir. Estoy listo, alcaide”.

En un comunicado, el hijo de Pablo Castro, Aaron, dijo que los mortales no pueden juzgar al hombre que asesinó a su padre.

“Que Dios tenga piedad de JHR porque no depende de nosotros. Él está recibiendo su verdadero juicio con nuestro Señor y Salvador”, se lee en el texto.

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