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Muertos no reclamados, un recuerdo de la devastación del huracán Katrina

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Nueva Orleans, Louisiana (EP) • Una década después de una de las tormentas más letales en la historia de Estados Unidos, las víctimas olvidadas de Katrina yacen en 83 ataúdes sepultados en mausoleos de granito negro detrás de las puertas góticas del cementerio de Nueva Orleans.

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Imágenes del terrible Huracán Katrina

 

Cada ataúd de metal tiene grabados una serie de números dentro y fuera, por si alguien alguna vez los busca para llevarlos a casa. Los nombres de 30 de ellos siguen siendo un misterio, pero las autoridades registraron detalles sobre sus ADN y dónde fueron hallados.

Los cuerpos no reclamados fueron sepultados en el 2008, tres años después de que la tormenta causara 1.833 muertos a lo largo de la costa estadounidense del Golfo de México.

El sábado, diez años después del día del devastador paso de Katrina por Louisiana, autoridades de la ciudad se reunirán en el mausoleo, conocido como Memorial del Huracán Katrina, que, visto desde arriba, se asemeja a la forma de un huracán.

«Nadie ha venido a buscar a sus seres queridos en el memorial, por lo que yo sé», dijo el doctor Frank Minyard, el juez de instrucción del distrito de Orleans, quien ayudó a construir el monumento antes de jubilarse el año pasado.

Las historias de quienes están enterrados en el mausoleo siguen sin conocerse pese a los exhaustivos esfuerzos de los forenses que realizaron las autopsias de unos 900 cuerpos recuperados de los alrededores.

La oficina local del forense fue arrasada por las inundaciones que sumergieron al 80 por ciento de la ciudad cuando la marea causada por Katrina superó las barreras de contención.

Los cuerpos fueron llevados por cientos de personas a un almacén sin las condiciones climáticas en St. Gabriel, Louisiana, en las afueras de Baton Rouge. Mientras trabajaban bajo lámparas de calor, los forenses buscaron maneras de identificar a los fallecidos.

Para entonces, muchos ya estaban muy descompuestos y animales se habían comido dedos que podrían haber brindado huellas claves para la identificación, recordó el doctor Louis Cataldie, el anterior juez de instrucción del distrito oriental de Baton Rouge, quien fue designado para supervisar los esfuerzos de recuperación de restos en el estado.

Una tarjeta de premio de los supermercados Winn-Dixie en un llavero de un hombre llevó a los forenses hasta su familia, que reconocieron los anillos que usaba.

Una anciana, hallada con pantuflas que tenían agujeros cortados para los dedos, fue devuelta a su familia que recordó cómo ajustaba sus zapatos para soportar la artritis.

MISIÓN INCOMPLETA

Sin embargo, algunos no pudieron ser identificados pese a que los médicos estudiaron minuciosamente inusuales tatuajes, fracturas de huesos y dientes que fueron comparados con radiografías dentales rescatadas de húmedos sótanos. «La misión no se completó», dijo Cataldie.

Tras varios meses, el equipo de Cataldie devolvió a la ciudad los cuerpos no reclamados de Nueva Orleans, donde fueron depositados en otro almacén. Minyard, el juez de instrucción, quería enterrarlos en un lugar de donde se los pudiera recuperar con facilidad, si alguien llegaba en su búsqueda.

En agosto del 2008, las casas funerarias donaron el transporte para las víctimas no reclamadas a su lugar de descanso final, en lo que era anteriormente el Cementerio Charity Hospital.

En el lugar, se colocó una rosa roja sobre cada ataúd, cargados por voluntarios. Cada víctima fue sepultada en tumbas individuales dentro de mausoleos.

En la ceremonia del año pasado, el doctor Jeffrey Rouse, actual forense a cargo del distrito de Orleans, habló de las víctimas en un servicio sombrío, acompañado de un clarinete.

«Ellos yacen en una eterna espera», dijo. «Yacen en un silencioso juicio moral».

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