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Octavio Paz, 100 años de poesía aderezada con ensayos y política

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Ensayista, intelectual y diplomático, el premio Nobel de Literatura Octavio Paz fue ante todo un poeta de versos trascendentes que indagaban en su México natal, al mismo tiempo que descubrían el mundo oriental, a donde viajó en un sinfín de ocasiones.

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   Considerado uno de los grandes referentes de la literatura del país azteca, el centenario de su nacimiento, que se celebra este lunes, sirve para rememorar a aquel autor que se mostró incapaz de permanecer ajeno a la política.

A su brillante carrera como escritor le persiguió un profundo sentimiento de responsabilidad hacia la tradición y el futuro de su país, que no siempre fue bien entendido por las diferentes fuerzas políticas. Hijo de un abogado que trabajó para Emiliano Zapata, la izquierda se mostraba molesta con la falta de lealtad de quien creían que era un fiel servidor a la causa, mientras la derecha era menospreciada por un escritor que supo entender, como pocos, el carácter y la personalidad de México.

A pesar de sus desavenencias políticas, Paz (Mixcoac, 1914 – México DF, 1998) mantuvo una posición cercana y crítica con el poder. Fue embajador en París, Tokio y Nueva Delhi, y dimitió de su cargo en este último destino tras la matanza de estudiantes que se produjo en 1968 en Tlatelolco. Y es que la poesía inundaba la vida de este escritor y la diplomacia quedaba profundamente marcada por el carácter que dibujaban sus versos.

Además del Premio Nobel, Paz fue galardonado con el Príncipe de Asturias, el Cervantes y el Internacional Menéndez Pelayopero sus versos ya trascendían cuando era alumno de la Escuela Nacional Preparatoria.

De su prolífica carrera destacan ensayos como ‘El arco y la lira’, donde reflexiona sobre la experiencia poética, o ‘El laberinto de la soledad’, una de sus obras más laureadas en la que indaga en el inconsciente del mexicano de a pie, en un análisis pormenorizado de su propia identidad.

Los seis años que permaneció en India marcaron su obra y le permitieron convertirse en un escritor de carácter universal.‘Ladera este’‘El mono gramático’ o ‘Vislumbres de la India’son algunas de las obras en las que México y oriente parecen comprenderse mutuamente gracias a la capacidad de Paz para descubrir la esencia y el carácter de los numerosos lugares que marcaron su existencia.

México fue fraguando una importante deuda con el autor de‘Conjunciones y disyunciones’, que trata de ser saldada estos días en los que el país despierta en medio de homenajes al que es considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX. El metro de la capital, el Palacio de Bellas Artes y un sinfín de instituciones rinden pleitesía al poeta vanguardista que creó obras cagadas de experimentación.

Y precisamente en el poemario ‘Águila o Sol’, Paz reunió versos que traslucían posmodernidad, en los que indagaba en nuevos terrenos y ofrecía un torrente de innovadoras creaciones. Se postuló como un referente cultural, un intelectual cuya obra acercaba temas universales como el amor, la soledad o el paso del tiempo.

 ‘Taller’, ‘Plural’ o ‘Vuelta’, que hoy es conocida como ‘Letras Libres’, fueron algunas de las revistas que fundó Paz con la intención de generar espacios literarios dominados por la libertad creativa. Publicaciones que pronto se convirtieron en esenciales para los escritores y en las que se exponía una vanguardista forma de entender la literatura.

Cien años después de su nacimiento, Paz permanece omnipresente en la literatura mexicana. Un poeta que fue incapaz de despegarse de los versos, incluso en su papel de diplomático y ensayista y cuyas obras siguen hablando del México de hoy, de sus contrastes y el carácter que comparte su gente.

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