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Argentina registró su inflación mensual más alta en 32 años

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) de Argentina reportó que la inflación al término de agosto fue de 12.4%, la cifra más alta desde el año 1991. Los rubros más afectados son los de alimentos y bebidas no alcohólicas, con subidas de hasta 15.6%.

El dato del Índica de Precios al Consumidor (IPC) del Indec acumula 124.4% a 12 meses y 80.2% en lo que va del año. Se sitúa entre los más altos a nivel mundial.

No se registraba una inflación mensual tan alta desde febrero de 1991 (27%), cuando el país sudamericano adoptó un proceso de convertibilidad fija del peso con el dólar. La última vez que el IPC mensual sobrepasó los dos dígitos fue en abril del 2002, cuando alcanzó un 10.4%, precisamente luego de que el país abandonara el modelo de paridad fija entre ambas divisas.

La carne, fundamental en la dieta del argentino, experimentó alzas de más de 30%. La carne molida común, que es la más popular, subió 39.4% en agosto, según el informe. Otros cortes más finos también van por esa línea.

Gobierno culpa al FMI

Para el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, quien representa al oficialismo en las elecciones presidenciales, el indicador de agosto ha sido uno de los peores en materia económica de los últimos años. Aseguró que el resultado es consecuencia de una “imposición del Fondo Monetario Internacional”.

Massa hacía referencia a la devaluación de 21% del 14 de agosto, acordada por el FMI para destrabar desembolsos del programa crediticio con el organismo por US$ 44,000 millones.

A ello le siguió una fuerte tendencia de remarcaciones de precios, a pocas semanas de celebrarse las elecciones presidenciales, en las que los candidatos opositores han prometido realizar fuertes ajustes fiscales para estabilizar la golpeada economía del país.

Argentina ya tuvo dos episodios de hiperinflación en 1989, de 3.079% anual, y 1990, de 2.314%. El país adoptó entonces el modelo de «convertibilidad», apoyado en privatizaciones, desregulaciones y una apertura total de la economía.

La inflación anual bajó a un dígito, pero el aumento de importaciones acrecentó la deuda en divisas, arruinó la industria y provocó una grave recesión que precipitó la crisis política de 2001 y la devaluación del peso en 2002.

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