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El Americano Desnudo – Introducción

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Carl Warner – A Bodyscape labeled as Shin Knee Valley created using nude bodies to project surreal landscapes

 

El título de este artículo no tiene que ver necesariamente con  la sexualidad del americano. En otros de la misma serie, quizá haga referencia al «affaire» entre Monica  Lewinsky y Bill Clinton; a Lenny Bruce y su magnífica sexualización del  lenguaje o a las costumbres eróticas del americano. Digamos que mi intención es presentar al habitante de los Estados Unidos  con una desnudez profunda, que para muchos será simplemente virtual, pero que considero mucho más auténtica  que un simple cuerpo sin ropas.

Mis viajes por América Latina, me permitieron satisfacer la intensa curiosidad que siento   por la cultura y las cararacterísticas de las personas con las que debo alternar. Desde la fiesta del equinoccio de primavera en Quito, donde bailé abrazado con los aborígenes  celebrando el cósmico evento, hasta recepciones de gala en Perú. Desde instintos  básicos de pertenencia a la tierra hasta veladas con pompa y oropel.  Debajo de las apariencias, de los vestidos con que pretendían cubrirse,  sólo había seres humanos desnudos. Sombras y luces; colinas y valles; miserias y grandezas.

La desnudez es el elemento común a todos. Sin ropas sólo queda lo básico. El color de la piel sólo brinda una idea vaga de lo que ocurre dentro de los cuerpos y las mentes.  Desnudez  es  lo que queda cuando han caído todas las defensas o justificaciones con las que diariamente tratamos de ocultar nuestra realidad.

El proceso del despojo de los vestidos, es una operación compleja. No   siempre podemos ver la desnudez del otro, aunque   se presente a nosotros sin una sola prenda. La cultura aborigen, por su propia naturaleza expone una gloriosa desnudez. Los Saraguros, en el sur del Ecuador, explican  al extranjero que sus vestidos negros simbolizan un luto eterno por la muerte de Atahualpa.   Al  pasear por las calles estrechas se vive sin ocultamientos, en todos los detalles de la arquitectura, de las preciosas y milenarias artesanías , la cosmología basada en la Chacana. Esto muestra la desnudez del pueblo.  Sin embargo, nos cuesta creer en este despojamiento. Suponemos que detrás de las palabras y los actos siempre hay algo más. Les  atribuimos creencia y prejuicios que sólo nos pertenecen a nosotros; pretendemos que sus expresiones reafirmen las teorías que amamos.

En otras palabras, sólo si quitamos las propias prendas, podremos ver la desnudez del semejante. En caso contrario, estaremos proyectando nuestros propios atuendos.

En mi caso, aspiro a presenciar la desnudez del americano en el sentido expuesto, porque mis expectativas ante esta sociedad son pocas. No participo del Sueño Americano y mi vida cotidiana se desarrolla en los límites del sistema. Muchos de mis hermanos latinos llegan a este país con la certeza que el americano pertenece a una raza superior; que se deben imitar costumbres, hábitos, creencias. De este modo, se lo cubre con sucesivos mantos que van escondiendo la imagen real. Es exactamente lo contrario de lo que pretendo hacer.

La desnudez implica apreciar las virtudes y las sombras. Cuando un pintor aborda la tarea del desnudo, requiere de un modelo vivo que se muestre sin ropas: es la única alternativa de ver en el cuerpo humano los matices de luz y oscuridad; de turgencia y flaccidez.

Preguntas que intentaremos responder en los siguientes artículos: ¿Por qué debo desnudarme? ¿Estar desnudo me hace vulnerable?. Una situación a resolver: estoy en una playa nudista y en la misma hay un grupo de americanos, sin ropas, por supuesto. Juegan Voley. Los cuerpos corpulentos, entre rojos y blancos, saltan procurando alcanzar la pelota. Al ser americanos, ¿están realmente desnudos a pesar de su ausencia de prendas?.  En mi caso particular (el mío propio;  el del lector) ¿Podré ver en algún momento la desnudez de un americano? ¿Qué necesito para que de mis ojos caigan los velos?

Aspiramos a que, prenda tras prenda, las mutuas desnudeces,  la del habitante de Estados Unidos y la nuestra propia,  nos cubran con una maravillosa luz.

 

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