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Alzamiento del 6 de Enero más conectado con la Confederación Secesionista que la ideología Republicana

EL PELIGRO MÁS ENMINENTE A LA REPÚBLICA DESDE 1861

Washington D.C. • La Guerra Civil estadounidense (1861-1865), conocida como la «Guerra de Secesión«, marcó uno de los momentos más oscuros de la democracia estadounidense. Los estados, en aquel entonces, habían llegado a un punto de inflexión en su interpretación política e ideológica y la resultante guerra cobró cientos de miles de vidas y dejó profundas cicatrices en la sociedad y cultura estadounidense. El alzamiento del 6 de Enero cuenta con rasgos similares.

NO DESDE LA GUERRA DE SECESIÓN…

Durante décadas después de ese conflicto los estadounidenses intentaron remediar las diferencias, perdonar las transgresiones y curar la herida, incluso haciendo la vista gorda al acto de traición que perpetró la confederación.

Sin embargo, algunos de los más allegados a esa causa secesionista nunca dejaron de soñar en la posibilidad de «alzarse» una vez más con causa y cumplir con su objetivo inicial, creando una sociedad mantenida en el odio racial y el puritanismo blanco.

Generaciones más tarde, la realidad de una confederación alzándose de nuevo era algo de pura ficción. Nadie se pudo imaginar que el siglo 21 pudiera haber aún sentimientos de división tan fuertes que pudieran quebrar la aparente resiliente democracia estadounidense.

UN NUEVO MOVIMIENTO

El pasado 6 de enero, el mundo fue testigo de que hay personas que desconfían tan ampliamente del sistema gubernamental en este país y están tan convencidos en su ideología anarquista que han tomado acciones históricas para cambiar el estado de derecho constitucional en este país.

Si la propaganda de Trump y sus secuaces tiene un porcentaje remotamente basado en la verdad es que 74 millones de personas votaron por el magnate y su agenda antidemocrática. Si un porcentaje de esos 74 millones comparte la ideología perturbadora de Trump, sera no solo posible, sino cierto, que habrán otros atentados contra el estado constitucional.

El 6 de enero marca una nueva era en Estados Unidos, no un punto final para Trump y sus simpatizantes. Una nueva era que quizás delinee el principio del fin de la democracia Estadounidense como lo conocemos si la autoridad constitucional decide ignorar esta transgresión.

Los historiadores saben de cómo Hitler, Mussolini, Hugo Chavez, y otros dictadores accedieron al poder manipulando los organismos democráticos de su país, tomando ventaja de las debilidades y sensibilidades de los que no tuvieron las agallas de resistir las políticas extremistas de sus ideologías extremas, haciéndose con el poder y por un tiempo interrumpiendo el progreso humano.

EL PELIGRO AUN ESTA PRESENTE

Si tomamos nota de los números de personas comprometidas con la ideología secesionista, racista, supremacista, los ingredientes están presentes para otro conflicto. Añadido a esto, la contra parte Antifascista que también se viene aseverando en el escenario político estadounidense pone sobre la mesa todos los ingredientes de un conflicto ensangrentado.

Los anarquistas han visto en Trump el supuesto ‘hombre fuerte’ que ha dado forma física y poder a este movimiento, alzandolo a primer plano y empoderandolo a vociferar sus ideologías de odio y extremismo que durante generaciones han permanecido como murmullos en la noche.

Este movimiento MAGA tiene todas las características de cualquier otra organización terrorista que busca la destrucción del orden establecido. Al Qaeda, DAESH, Talibanes, Nazi’s, Comunistas, todos impusieron su plan de violencia firmemente convencidos en una ideología justificada en su interpretación del estado de derecho. La trama es tan vieja como la misma humanidad y no nos debería sorprender verlo venir de lejos.

SIN OLVIDAR A LA IZQUIERDA

No hay que desestimar la influencia de izquierdas tampoco, que en su rol de derrocar la democracia estadounidense ha sido el primer actor en esta obra maquiavélica manipulando las elecciones del 2016 que quizás dieran acceso a Trump al poder en primera instancia.

Es un viejo truco criminal ser el primero en desmentir la acusación del crimen y culpar a otro. Durante 4 años este a sido el modus operandi de Trump, acusar a sus rivales de fraude electoral, cuando el mismo es considerado culpable de hacerlo. Su intento de cambiar los resultados electorales desde el 3 de Noviembre, 2020, son nada menos que un intento claro de fraude electoral.

Ahora que se ha abierto la lata, será muy difícil cerrarla. Las tensiones y frustraciones de cierta parte de la población son reflejo de la agresión y furia que la comunidad de color ha aseverado en los últimos años, añadiendo otro dinamismo al conflicto.

EL EXTREMISMO ENGRANADO

Históricamente, los estadounidenses han tratado el asunto con puntos de vista opuestos – blanco o negro. El gris no es algo que figura en el espectro político estadounidense. Todo es de un lado o el otro y encontrar punto medio es a menudo una imposibilidad. Lo hemos visto en la político durante los últimos 20 años y cada vez más en el sentimiento personal de cada persona que vive en este país.

Los enemigos de los Estados Unidos se están deleitando ante la corrupción manifestada y sin duda países como Rusia, China e Irán están tomando cartas en ver la caída del país, que durante décadas ha sido la luz iluminante de la democracia en el mundo.

El final de los Estados Unidos daría carta blanca a los enemigos de la democracia a tomar posesión del mundo e imponer sus regímenes totalitarios, creando una nueva sociedad muy distinta a la que conocemos. Esto invita a un conflicto a mayor escala en el que las opciones nucleares no quedan descartadas.

Como una fila de dominó, la caída de una puede resultar en la caída de las demás en orden sucesorio, haciendo que lo ocurrido el 6 de enero no solo sea una preocupación reservada solo para los estadounidenses.

Alzamiento del 6 de Enero más conectado con la Confederación Secesionista que la ideología Republicana
Alzamiento del 6 de Enero más conectado con la Confederación Secesionista que la ideología Republicana. (Foto: AP)

En guerras pasadas, el preludio a la violencia es a menudo marcada por una serie de evento catalizadores que desbordan la regla de ley y convencen a los participantes de que la violencia armada es la única solución.

Trump no ha inventado este movimiento de anarquistas secesionistas, siempre han estado en las franjas de nuestra sociedad, vistos como amantes de las armas y creyentes en las teorías conspiratorias más excéntricas. Una visión que ha sido tratada hasta con humor. Paro Trump ha visto una oportunidad de crear un base que lo adora y su plan es de utilizarlos como arma política y ahora quizás como rama militante de un movimiento que ha calificado como estar en su infancia.

Si el Congreso y las leyes del país no ajustician a Trump por su traición a los principios constitucionales y sus juramento de oficio, invalidará todo lo que aseveran es sagrado en esta democracia. Si los responsables del asalto al Capitolio son permitidos en continuar su campaña de terror, añadirán más números a sus filas, convencidos de que sus acciones son plenamente justificables.

«El que calla, otorga.» dice el refrán. Durante 4 años, el partido republicano ha callado y ha otorgado la imparable sarta de mentiras, falsedades y ataques contra nuestra democracia en un intento desesperado agenda final? La respuesta puede ser encontrada en la suma final de todo lo que viene haciendo este hombre desde que tomó posesión de la Casa Blanca.

Estados Unidos deberá sumar el 6 de Enero a su larga lista de «Días negros» junto al 7 de Diciembre de 1941, el 14 de Noviembre de 1963, el 11 de Septiembre del 2001 entre otros. Esperemos que no sea un fecha reverenciada por un régimen totalitario a cargo de los Estados Unidos.

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