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Trump cumple promesa de ser disruptivo, pero el país sigue dividido

Durante la campaña electoral del año pasado, el entonces candidato Donald Trump prometió ser una fuerza disruptiva en Washington si ganaba la presidencia. Trump ha cumplido esa promesa del pasado, pero el país continúa dividido sobre si sus acciones ayudan a dañan el bien público.

Durante una reunión de Gabinete en octubre, Trump pregonó sus logros hasta ahora, a pesar de que los índices de aprobación pública están por debajo del 40% en la mayoría de las encuestas.

“Estamos recibiendo tremendo elogios por lo que estamos haciendo”, dijo.

Algunas de las recientes medidas del Presidente han probado ser controversiales, incluyendo su decisión de anular parte de la ley de cuidado de salud del expresidente Barack Obama y declinar certificar ante el Congreso el acuerdo nuclear con Irán.

Algunos expertos vieron eso como que Trump simplemente cumplía con su promesa de ser un político perturbador.

“El presidente Trump fue un gran rechazo a la dirigencia política y continúa siéndolo”, dice el estratega republicano John Feehery. “El presidente Trump no es alguien que juegue de acuerdo a las reglas usuales”.

Trump continúa bajo presión para continuar ese patrón por parte de su exjefe de estrategia Steve Bannon, quien ahora trata de lograr el apoyo de la base conservadora para oponerse a los candidatos al Senado y a la Cámara de Representantes apoyados por la dirigencia republicana.

“Esta no es mi guerra. Esta es nuestra guerra”, dijo Bannon en la reunión Value Voters Summit en octubre en Washington. “Y ustedes no la comenzaron. La dirigencia la comenzó”.

Trump también enfrenta presión de los republicanos moderados como Susan Collins de Maine para que sea más inclusivo, a la hora de implementar su agenda política.

“Debemos dejar de permitir que el partidismo sea una condición preexistente que impide una significativa reforma de salud”, dijo Collins al mismo tiempo que decidió permanecer en el Senado, declinando postularse para gobernadora de Maine.

Retroceso bipartidsta

El enfoque disruptivo de Trump también ha generado muchas críticas, incluyendo algunos republicanos como el gobernador de Ohio, John Kasich, un rival de Trump en las primarias presidenciales del Partido Republicano el año pasado.

Kasich habló en un foro en octubre en la Universidad de Delaware junto al exvicepresidente Joe Biden, quien fue fuerte crítico del estilo político de Trump.

“Tenemos un Presidente que no entiende la gobernanza. Olvidense de sus políticas por un minuto. Él no entiende cómo funciona el gobierno”, dijo Biden.

El hábito del Presidente de atacar a sus críticos incluyendo correligionarios republicanos como los senadores Bob Corker y John McCain se ha convertido en una gran distracción, dice Matthew Dallek, experto en política de la Universidad George Washington.

“Él pasa una gran parte de su presidencia pensando cómo va a atacar a sus críticos, y después atacándolos”, agrega Dallek.

De vuelta en el redil

El líder de la mayoría republicana en el Seando, Mitch McConnell, conoce sobre la inclinación del Presidente por atacar primero. Trump se quejó sobre McConnel en Twitter después que los senadores republicanos no aprobaran un plan para anular y reemplazar Obamacare. Pero después ambos hombres dijeron que estaban en la sintonía en términos de la agenda legislativa del Presidente tras una reunión en la Casa Blanca.

“Estamos totalmente en esta agenda para hacer avanzar a Estados Unidos”, dijo McConnell.

La agenda incluye reforma de impuest5os, una prueba clave para el Presidente y sus aliados republicanos en el Congreso que enfrentarán elecciones de medio período el año próximo.

“Si pueden obtener un sí a la reforma de impuestos estarán en forma moderadamente buena para ir a las elecciones de medio período”, dijo el analista Bill Galston de Brookings Institution. “Si no lo logran, pienso que tendrán una muy poco inspiradora historia para decirle a sus votantes y probablemente haya consecuencias por ello”.

Y aún, a medida que la reforma impositiva se perfila como una pieza central en la agenda legislativa, los republicanos aún tiene que acordar exactamente qué incluirá su plan de impuestos y cómo incluirá las puntos destacados recientemente por Trump.

Trump ha cumplido esa promesa del pasado, pero el país continúa dividido sobre si sus acciones ayudan a dañan el bien público.

Durante una reunión de Gabinete en octubre, Trump pregonó sus logros hasta ahora, a pesar de que los índices de aprobación pública están por debajo del 40% en la mayoría de las encuestas.

“Estamos recibiendo tremendo elogios por lo que estamos haciendo”, dijo.

Algunas de las recientes medidas del Presidente han probado ser controversiales, incluyendo su decisión de anular parte de la ley de cuidado de salud del expresidente Barack Obama y declinar certificar ante el Congreso el acuerdo nuclear con Irán.

Algunos expertos vieron eso como que Trump simplemente cumplía con su promesa de ser un político perturbador.

“El presidente Trump fue un gran rechazo a la dirigencia política y continúa siéndolo”, dice el estratega republicano John Feehery. “El presidente Trump no es alguien que juegue de acuerdo a las reglas usuales”.

Trump continúa bajo presión para continuar ese patrón por parte de su exjefe de estrategia Steve Bannon, quien ahora trata de lograr el apoyo de la base conservadora para oponerse a los candidatos al Senado y a la Cámara de Representantes apoyados por la dirigencia republicana.

“Esta no es mi guerra. Esta es nuestra guerra”, dijo Bannon en la reunión Value Voters Summit en octubre en Washington. “Y ustedes no la comenzaron. La dirigencia la comenzó”.

Trump también enfrenta presión de los republicanos moderados como Susan Collins de Maine para que sea más inclusivo, a la hora de implementar su agenda política.

“Debemos dejar de permitir que el partidismo sea una condición preexistente que impide una significativa reforma de salud”, dijo Collins al mismo tiempo que decidió permanecer en el Senado, declinando postularse para gobernadora de Maine.

Retroceso bipartidsta

El enfoque disruptivo de Trump también ha generado muchas críticas, incluyendo algunos republicanos como el gobernador de Ohio, John Kasich, un rival de Trump en las primarias presidenciales del Partido Republicano el año pasado.

Kasich habló en un foro en octubre en la Universidad de Delaware junto al exvicepresidente Joe Biden, quien fue fuerte crítico del estilo político de Trump.

“Tenemos un Presidente que no entiende la gobernanza. Olvidense de sus políticas por un minuto. Él no entiende cómo funciona el gobierno”, dijo Biden.

El hábito del Presidente de atacar a sus críticos incluyendo correligionarios republicanos como los senadores Bob Corker y John McCain se ha convertido en una gran distracción, dice Matthew Dallek, experto en política de la Universidad George Washington.

“Él pasa una gran parte de su presidencia pensando cómo va a atacar a sus críticos, y después atacándolos”, agrega Dallek.

De vuelta en el redil

El líder de la mayoría republicana en el Seando, Mitch McConnell, conoce sobre la inclinación del Presidente por atacar primero. Trump se quejó sobre McConnel en Twitter después que los senadores republicanos no aprobaran un plan para anular y reemplazar Obamacare. Pero después ambos hombres dijeron que estaban en la sintonía en términos de la agenda legislativa del Presidente tras una reunión en la Casa Blanca.

“Estamos totalmente en esta agenda para hacer avanzar a Estados Unidos”, dijo McConnell.

La agenda incluye reforma de impuest5os, una prueba clave para el Presidente y sus aliados republicanos en el Congreso que enfrentarán elecciones de medio período el año próximo.

“Si pueden obtener un sí a la reforma de impuestos estarán en forma moderadamente buena para ir a las elecciones de medio período”, dijo el analista Bill Galston de Brookings Institution. “Si no lo logran, pienso que tendrán una muy poco inspiradora historia para decirle a sus votantes y probablemente haya consecuencias por ello”.

Y aún, a medida que la reforma impositiva se perfila como una pieza central en la agenda legislativa, los republicanos aún tiene que acordar exactamente qué incluirá su plan de impuestos y cómo incluirá los puntos destacados recientemente por Trump.

 

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