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Michelle Obama, líneas que le debía

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Nota biográfica de la autora

por María Teresa Balogh:

 

Mariela Morales es licenciada en lengua y literatura. Fue discípula del escritor Miguel Donoso en sus emblemáticos talleres y de otros escritores. En 1994, fundó el grupo literario “Arena” que llevó a cabo eventos educativos y artísticos en la península de Santa Elena, Ecuador, donde residía. Ganadora del premio literario por la obra “Pedagogía del dolor” de Isabel Orellana. Es autora de la colección de cuentos “Rojo sobre tamarindo” con el cual obtuvo la segunda mención de honor del concurso nacional Honor XVII Concurso Nacional de Cuento Luis Félix López (2014), convocado por la CCNG. Hoy reside en Lake St. Louis, MO y trabaja como artesana y artista en mercados al aire libre y festivales internacionales.

 

María T. Balogh

 

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Michelle Obama, líneas que le debía

Por Mariela Morales Correa

Debo advertir para que no cause sorpresa, que  este artículo, empezó siendo una carta, también puede ser que termine en un poema. Cuando se trata de Michelle Obama, las ideas, los sentimientos que genera esta magnífica mujer, agitan las palabras.

Tenía pendiente escribir sobre ella. Le debía estas líneas.

Como es de suponerse, Yo a usted no la conocía.  Admiraba a su esposo y tuve la increíble oportunidad de poder votar por él ya como ciudadana norteamericana.  Usted se ganó mi admiración, casi de inmediato, tal como rápidamente el Presidente se ganó su corazón, después de la primera cita, aquella tibia noche de verano, cuando fueron a ver la película de Spike Lee, premonitoriamente titulada: “Do the right thing”(Has lo que debas).

Aprendí a conocerla en su propia dimensión, cuando sorprendida la veía dedicarse a tareas inusuales en una primera dama: tener un jardín con legumbres y hortalizas. Preocuparse por la creciente obesidad de los niños en nuestro país. Organizando “Let’s move! ( A moverse!),  un movimiento dedicado a mantener una dieta saludable de los niños en las escuelas, poniendo énfasis en que abandonen la conducta sedentaria, en hacer  ejercicios y ¿por qué no? también, bailar.  Así apareció en un capítulo de Plaza Sésamo junto a un fascinado Abelardo,   frente a un tazón de frutas y verduras en la cocina presidencial.

Empecé a familiarizarme más, a considerarla una de nosotras, las mujeres guerreras, cuando apasionadamente se dedicó a su programa: Let the Girls learn” (“Dejemos que las niñas aprendan”). Decidida en transformar la vida de las niñas del mundo a través de su derecho a la educación, Michelle Obama, insistió a las jóvenes que “no se deben enfocar en conseguir esposo sino en estudiar”.  Otras frases como:” tus deberes son más importantes que los novios” o “no hay hombre suficientemente guapo que detenga tu educación, si yo me hubiera fijado en eso, no hubiera terminado casándome con el Presidente de los Estados Unidos”.

 Expresiones feministas sin necesidad de proclamarse como una. Michelle Obama es militante porque ella es acción, radical por sus potentes palabras.   Ella insiste: “Estudien para hacer una diferencia en el Mundo”

Su mensaje es claro en el documental:  We will Rise  (Nos Levantaremos) realizado en Liberia, Marruecos y España, donde junto a Meryl Streep y Frieda Pinto, los espectadores nos dejamos conducir admirados, a esos lugares,  donde  mujeres que desean estudiar tienen que pasar tremendos obstáculos y dificultades, pero lo hacen.  Todo esto nos conmueve, revaloramos la educación que tenemos al alcance y que muchas veces no aprovechamos, porque aquí no hay esa gran necesidad de sobresalir, porque la supervivencia y sus preocupaciones, están bien manejadas en el primer mundo, tornándonos cómodos y sin mayores aspiraciones.

Sí Michelle, escucharla es una inyección de vitamina B directo a la vena, dan ganas de no cansarse, de seguir, de hacer cosas positivas, de perseguir los sueños hasta que se realicen.  Si usted salió de un hogar pobre en los suburbios de Chicago y llegó a Princeton y después a Harvard, por qué no creer en nosotras, como usted creyó  en su capacidad. Emulando en acción aquella frase de Simone de Beauvoir: “No se nace Mujer, se llega a serlo”.

Flotus* es una guerrera, nunca fue por lo fácil, sino por lo que tenía sentido y significado. Como cuando dejó el estudio jurídico en el que trabajaba, para dedicarse al servicio público en Chicago.

Extrovertida y genuina puede hacer flexiones de pecho con Ellen, bailar con Jimmy Fallon, como ser una activista política cartel en mano: Bring back our girls! (Traigan nuestras niñas de vuelta!) pidiendo la libertad de las 200 niñas nigerianas secuestradas por un grupo terrorista.

La lista es larga y desordenada de todas las cosas que nos inspiran a quererla más. Es su fortaleza, pero también su sencillez lo que nos cautiva.  En sus apasionados discursos, los cuales usted misma escribe y no lee, jamás percibí aires de grandeza, a usted el poder no la trastornó, más bien la pulió.

Pendiente de la educación de sus hijas, porque son su prioridad, como siempre lo ha dicho.  Usted se auto proclamó: “mamá en jefe”, yo la llamo dama en jefe. Michelle, dama generadora de cambios, en la actitud de las mujeres frente a ellas mismas.  Puso en palabras y acción todo lo que nunca se pensó sería capaz de hacer una primera dama, porque a pesar de no ser su intención, es una líder. Quiéralo o no es todo un referente para las nuevas generaciones.

Lo paradójico, como digna mujer ecléctica, producto de nuestros tiempos, es que puede ser tan intelectual como “cool”.  Quizás no se da cuenta del efecto que causa en la gente cuando la ve, cuando la escucha con la seguridad de su amplia sonrisa, cuando abraza al Presidente,  o cuando saluda dando besos volados al entrar a un escenario.

Estrella de rock con luz propia.

La proyección de quien sería se reflejó al graduarse de Socióloga primero, con su especialización en Estudios afro estadounidenses. Luego, no se estancó ahí, terminó siendo jurista de Harvard y mentora del futuro Presidente.  Fueron sus ganas y la persistencia que le pone a todo, lo que la llevó a estar entre las 10 mejores abogadas de Estados Unidos.

Si, también sabemos que se molesta, que las injusticias la irritan, que le cuesta contenerse y muchas veces tiene que morderse la lengua.  Algunos la llaman “angry black woman”(enojada mujer negra) por su fuerte personalidad. Porque dice las verdades con total libertad, la han tildado de furiosa y castradora.

No importa lo que digan los que están acostumbrados a los personajes tradicionales de figuras públicas femeninas en su posición, que sólo se ocupan de la moda y temas superficiales. Tal como Rosa Parks, un día no se levantó del asiento del bus para darle su puesto a un blanco, rebelándose; Michelle Obama desbarata el rol estereotipado de primera dama, le da el sentido que siempre debe tener y en un estilo único, se rebela.  Eso no le quita que en su hibridismo fascinante, se cohíba de usar algún color en su vestuario, ella luce esplendorosa tanto en sus vestidos de gala como espectacular en jeans y sweater.

Se da el lujo de ser como es, porque se lo ha ganado.

Michelle conjuga de una manera espontánea su conducta en el escenario junto al contacto físico. Explicando que el contacto físico rompe las barreras entre las personas.

Carismática natural, porque es auténtica, hizo popular una expresión única en la convención del partido demócrata, apoyando a Hillary Clinton: ”When they go low, we go high” (“ Cuando ellos caen bajo, nosotros vamos alto” ).

Cómo no escribirle a la defensora de derechos humanos, control de armas, reformas migratorias y matrimonios igualitarios, hacer un breve recuento en lo que más ha sobresalido. Cómo no intentar ser la voz de otras mujeres y  por qué no, de muchos hombres también y ponerlo en palabras.

 

Mujer y granito

también lágrima.

Luna compasiva

poderosa en su abrazo.

Ola mayor

también arena volcánica.

Mujer y cuarzo.

  • Flotus: First lady of the United States

Mariela Morales Correa

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