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Maradona, 40 años del debut de un mito

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Argentina (NM) –   «Vaya pibe. Juegue como usted sabe y, si puede, tire un caño», le susurró el técnico Juan Carlos Montes el 20 de octubre de 1976, cuando faltaban apenas diez días para que cumpliera 16 años. El receptor de este mensaje, que mezclaba orden y sugerencia, era un joven adolescente con pasta de ‘crack’ llamado Diego Armando Maradona.

Era miércoles, el modesto estadio del Argentino Juniors albergaba 7.700 aficionados que esa tarde pagaron la entrada para ver el partido de la primera división argentina que enfrentaba a su club contra el conjunto de Talleres de Córdoba.

Pocos de esos miles de aficionados imaginaban que esa tarde iban a convertirse en testigos privilegiados de un hecho histórico que cambiaría el mundo del fútbol en Argentina.

Con el número 16 a la espalda, el «Pelusa» como le apodaron, ingresó al campo de juego tras el descanso de un partido que el Talleres de Córdoba ganaba por un gol a cero. El joven de 15 años que debutaba dejó al estadio enmudecido en el primer balón que tocaba, recibió la pelota de espaldas a su marcador Juan Cabrera, le amagó y le tiró el balón por entre las piernas. Maradona hizo el ‘caño’ que su entrenador le había pedido.

«La pelota pasó limpita y enseguida escuché el ‘ooooole’ de los hinchas, como una bienvenida», recordó Maradona hace unos años en su libro Yo soy el Diego.

Este jueves se cumplen 40 años de su debut como jugador profesional con la camiseta del Argentinos Juniors y del comienzo de la historia más gloriosa del fútbol argentino.

De este modo, Maradona que nació el 30 de octubre de 1961 en Lanús, siguió jugando en Argentinos Juniors hasta 1980, y aunque su equipo no obtuvo ningún campeonato, el astro argentino fue el máximo goleador de los torneos argentinos de los años 1978, 1979 y 1980. En 1979 formó parte de la selección juvenil argentina que ganó el campeonato del mundo y un año más tarde, en 1981, fichó por Boca Juniors, equipo con el que salió campeón ese mismo año.

AVENTURA EUROPEA   

Ya por entonces los clubes del viejo continente eran el destino natural de las grandes promesas del fútbol americano, y Maradona era la más destacada. Contratado en 1982 por el Fútbol Club Barcelona, consiguió con los azulgranas la Copa de la Liga, la Copa del Rey (ambas en 1983) y la Supercopa de España (1984), pero una hepatitis y una lesión importante perjudicaron su rendimiento. En 1984 fue traspasado al conjunto italiano del Nápoles, con el que ganó las ligas de 1987 y 1990, la copa UEFA de 1989 y la Supercopa de Italia de 1991.

Su carrera internacional finalizó estrepitosamente en el Sevilla FC, equipo con el que no llegó a completar la temporada 1992-1993. Cuando regresó a Argentina tras su experiencia europea, fichó por el club rosarino Newell’s Old Boys y, después de cumplir la suspensión impuesta en 1994 por la autoridad futbolística internacional (FIFA), por dar positivo en un control antidopaje, volvió a vestir la camiseta de Boca Juniors en 1995, en una temporada irregular en cuanto a su rendimiento. En octubre de 1997 anunció su retirada definitiva después de, una vez más, dar positivo.

LA MANO DE DIOS Y EL GOL DEL SIGLO   

Con la selección absoluta, Maradona formó parte de las selecciones nacionales que participaron en cuatro campeonatos mundiales: los de España (1982), México (1986), Italia (1990) y Estados Unidos (1994). Fue campeón del mundo en el Mundial de México, dónde su figura brilló por excelencia en el partido de cuartos de final contra Inglaterra marcando dos goles que han pasado a la historia.

El primero de ellos debió haber sido anulado (Maradona metió con el puño un balón que disputaba al guardameta británico), pero no por ello es menos famoso. Al preguntarle después si había marcado el tanto con la mano, Maradona respondió que había sido «la mano de Dios», y con ese nombre pasó a la historia.

El segundo (declarado por la FIFA como el mejor gol de la historia de los mundiales), justamente llamado el gol del siglo, fue una de sus genialidades difícilmente superables: arrancando de su propio campo, Maradona dribló, uno tras otro, a cinco jugadores ingleses y al portero, y marcó de un zurdazo.

 

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