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La base naval de Guantánamo, eje de discordia entre Cuba y Estados Unidos

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Miami, Florida (NM/NM) –   Con sus más de 117 kilómetros cuadrados de área, la base naval estadounidense de Guantánamo (Cuba) ha sido durante décadas y desde el triunfo de la Revolución Cubana un eje de discordia entre Cuba y Estados Unidos.

Ubicada en el extremo sureste de Cuba, la base, con 49 kilómetros te terreno firme y otros tantos conformados por pantanos y agua, fue establecida en 1898 cuando Estados Unidos ocupó la isla caribeña tras derrotar a España en la guerra hispano-estadounidense.

Cinco años después, el gobierno de Estados Unidos logró un arrendamiento perpetuo, con la firma del Tratado cubano-estadounidense por parte del primer presidente de la República de Cuba, Tomás Estrada Palma, el mismo que fue reafirmado en 1934.

Cuba siempre ha conservado su soberanía sobre el terreno y, tras el triunfo de la Revolución Cubana, la ha considerado un territorio ocupado. Sin embargo, Estados Unidos se niega a poner fin al arrendamiento, haciendo valer el tratado de 1903.

Tras la ruptura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 1961, el país isleño sólo ha cobrado una renta del alquiler y rechaza cobrar a cualquier otro gobierno, ya que ve la base naval como ilegítima.

Aunque la disputa por ese territorio, ubicado en el municipio de Caimanera, se mantuvo en relativo silencio durante varias décadas, ganó notoriedad cuando Estados Unidos decidió utilizarla como centro de reclusión.

Primero para migrantes cubanos y haitianos que se lanzaban al mar para intentar llegar a las costas de Estados Unidos en la década de los 90 y luego a partir de 2002 para prisioneros sospechosos de nexos con Al-Qaeda y el movimiento Talibán capturados en Afganistán.

El estatus de la base –en la que Cuba siempre ha mantenido la soberanía– fue clave para que Estados Unidos la eligiera como centro de detención para sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Los detenidos, al estar fuera de territorio estadounidense, no tenían los derechos constitucionales que tendrían si estuvieran retenidos en ese país, donde habrían tenido que ser enjuiciados en tribunales federales.

Estando afuera, los detenidos eran procesados en tribunales militares.

Los campos de detención «X-Ray», «Delta» y «Echo» dentro de la base naval se hicieron famosos y en ellos el ejército norteamericano llegó a tener hasta 680 hombres considerados prisioneros de guerra.

En la actualidad, la mayoría de las celdas están vacías y la población, según cifras oficiales, es sólo de 91 presos, que son resguardados por una fuerza militar de casi 2.000 efectivos.

Entre los prisioneros hay 34 que, según han determinado las autoridades, pueden ser liberados sin riesgo, la mayoría de ellos procedentes de Yemen. Mientras que los restantes 57 representan un reto más complejo.

Al eliminar la base, como pretende hacer el presidente Barack Obama, Estados Unidos debe decidir si juzgarlos en cortes federales o en terceros países.

Cuando el presidente Obama asumió el cargo, la base albergaba a 245 prisioneros y en la actualidad ocupa un presupuesto de 100 millones de dólares, según datos oficiales.

La base cuenta con un centro comercial, oficina postal, ocho bares, restaurantes, estación de bomberos, gasolinera, una capilla, una mezquita, piscina, dos cines al aire libre, un hospital, una casa de cambios, una estación de radio y dos escuelas.

 

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