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Absueltos dueños de la mina donde 33 mineros chilenos estuvieron 70 días atrapados

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SANTIAGO, Chile (EP) • Los propietarios de la mina San José, donde 33 mineros chilenos permanecieron en el año 2010 atrapados durante 70 días, han quedado absueltos de los delitos de los que habían sido acusados.

Este miércoles, la Corte de Apelaciones de Copiapó confirmó el sobreseimiento definitivo de la causa por diversos cargos contra los dueños de la Mina San José, debido al accidente ocurrido el 5 de agosto de 2010.

De esta manera, Marcelo Kemeny y Alejandro Bohn, junto a los ejecutivos de la empresa Pedro Simunovic Fuenzalida y Carlos Pinilla Contreras, quedaron libres de los delitos de lesiones leves, prevaricación, cohecho y homicidio, informa AgenciaUno.

En fallo unánime, el tribunal de alzada –integrado por los ministros Mirta Angélica Lagos (presidenta), Francisco Sandoval, Pablo Krumm y Antonio Ulloa– rechazó la apelación del Ministerio Público en contra de la resolución dictada el 18 de noviembre pasado por el juez Claudio Humberto Villavicencio Flores, quien decretó el sobreseimiento total y definitivo de la causa.

Además, el tribunal de alzada condenó en costas al Ministerio Público, decisión acordada con el voto en contra de ministro Sandoval, quien fue del parecer de eximir al ente persecutor «por haberse alzado dicho interviniente con motivos plausibles, atendida la complejidad de la investigación y la circunstancia de fundarse el arbitrio esencialmente respecto de un punto de derecho, resultando por ello atendible acudir a esta sede».

La querella había sido interpuesta por los familiares de los mineros: Raúl Bustos, Mario Gómez, Luis Urzúa, Mario Sepúlveda, Pablo Rojas, Florencio Ávalos, Juan Illanes, Omar Reygadas, Ariel Ticona, Pedro Aguilar, Renán Ávalos, Jimmy Sánchez, Pablo Rojas, Jorge Galleguillos, Juan Aguilar, Osmán Araya, Carlos Mamani, Daniel Herrera y Johnny Barrios.

Posteriormente, se sumaron las querellas de los mineros Juan Illanes y Raúl Bustos.

A 700 METROS BAJO TIERRA.

La tragedia que vivieron los 33 mineros de la mina San José comenzó el jueves 5 de agosto del 2010, cuando un derrumbe en la mina chilena dejó aislados a un grupo de trabajadores.Las labores de rescate se iniciaron ese mismo día por la noche, planificando e investigando posibles vías de acceso para sacar con vida al grupo atrapado. Sin embargo, dos días después de lo sucedido, el sábado 7, un nuevo derrumbe tuvo lugar, dificultando las tareas y mermando las esperanzas de encontrar a los mineros sanos y salvos.

De esta manera transcurrió el tiempo, sin noticias de las víctimas. En este periodo, el entonces presidente de Chile, Sebastián Piñera, ordenó que se levantara una cruz en memoria de los mineros.

«¿Qué tal si no los encontrábamos en 17 días, en 20 días, en un mes, en dos meses?», dijo Piñera en una entrevista con ‘CNN’. «¿Qué tal si los encontrábamos y estaban todos muertos?».

Afortunadamente, todo cambió el día 17, cuando emergió un papel con el mensaje «estamos bien en el refugio, los 33».

A partir de ese momento, las labores de rescate se intensificaron. Tras 33 días de perforaciones, una de las máquinas utilizadas consiguió alcanzar los 623 metros de profundidad, una distancia que fue considerada suficiente por el líder de la operación, André Sougarret.

Fue en aquel momento cuando se comenzó a elaborar un «plan de encamisado», consistente en el entubamiento del ducto. Por ese hoyo subirían los mineros atrapados, a bordo de una cápsula de cuatro metros de alto dotada de oxígeno, equipo de comunicación y arneses de alta tecnología que podían medir los signos vitales.

RESCATE.

No obstante, pasarían 53 días desde que se descubriera que los hombres estaban a salvo en el interior de la mina hasta que vieran la luz del sol, algo que tuvo lugar el 13 de octubre de 2010.   Cada paso del rescate estaba perfectamente organizado. Desde las medidas de la cápsula hasta el tiempo estimado, pasando también por el orden en el que los mineros serían salvados.

Se decidió que, en primer lugar, saldrían los «más hábiles», aquellos que no excedían el peso y a los que se les consideraba capaces de mantener la calma durante todo el proceso.

El segundo grupo lo formaban los frágiles, entre los que estaban los de mayor peso, un minero que sufría diabetes y otro que tenía dificultades respiratorias.

Finalmente, los últimos en salir serían los «fuertes», capaces de seguir colaborando y controlando la ansiedad en ese momento de tensión.

El operativo fue no solo un éxito humano, sino también mediático, ya que se estima que el acontecimiento fue seguido por alrededor de 1.000 a 1.300 millones de espectadores.

 

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