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Ben Schlappig, el estadounidense que pasa 305 noches al año en hoteles y 60 en aviones

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Londres, Reino Unido  (EP) • Durante los últimos 18 meses, Ben Schlappig, un estadounidense de 25 años, asegura que ha vivido en hoteles, aviones, salas de espera de aeropuertos y demás lugares, renunciando a tener una casa propia y queriendo vivir el resto de su vida así, burlando a las compañías aéreas para encontrar la mejor oferta de viaje y viviendo de un lado a otro pagando lo mismo que pagaría por un alquiler.

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Ben Schlappig, sin casa propia, vive a bordo de aviones y en aeropuertos.

   A pesar de que en un primer momento la impresión que da es de un estilo de vida caro, lo cierto es que este estadounidense sabe utilizar todas las artimañas necesarias para encontrar la mejor oferta de viajes y así poder viajar en primera clase a precios mínimos.

«En los últimos 18 meses he vivido en hoteles», señala Schlappig al programa de radio Newshour de la ‘BBC’. «Soy un sin techo voluntario, se podría decir. (…) Paso unas 305 noches al año en hoteles y las otra 60 en aviones».

El joven decidió dejar su apartamento para empezar a vivir viajando. Pero, ¿por qué vivir de esta forma?. Su pasión por los aviones comenzó cuando era apenas un niño. A los 13 años descubrió la página de Internet ‘FlerTalk’, un foro donde los usuarios plantean de forma conjunta estrategias sobre ofertas de vuelo. De esta forma y en menos de dos años, comenzó a volar cada fin de semana, acumulando en cuatro años 800.000 kilómetros en el aire.

«Desde los 15 años he estado obsesionado con los programas de fidelización y de viajeros frecuentes, y los he usado para minimizar los gastos de viaje lo más posibles», señala Schlappig a ‘BBC Mundo’. «A veces son billetes que cuestan 20.000 o 30.000 dólares, y yo pago centavos de dólar por ellos, porque suelo usar puntos». «Por ejemplo, en Estados Unidos las tarjetas de crédito pueden ofrecerte hasta 75.000 millas de vuelo a cambio de una compra mínima», explica.

La mayoría de los puntos canjeables por vuelos proceden de tarjetas de crédito o cheques de comida, no de las compañías aéreas. El joven asegura que para encontrar la mejor oferta es canjear las millas acumuladas en las tarjetas de crédito la víspera del vuelo, incluso horas antes, ya que es cuando las aerolíneas liberan los asientos que no lograron vender.

«Así que si, por ejemplo, quiero ir a Hong Kong esta noche, me conecto a Internet, reservo el espacio y casi en todos los casos puedo intercambiarlo por millas», explica.

En cuanto a sus mejores viajes, Schlappig relata que ha viajado varias veces en primera clase a bordo del Airus 380 de la aerolínea Emirates, un avión de dos pisos. «Tiene suites individuales con puerta, duchas a bordo (…) Y hay algo surrealista en ducharse en un avión, al ir casi a 1.000 kilómetros por hora, a tantos metros sobre el suelo», describe.

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