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Hiroshima, hace 70 años, un seis de agosto

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«Enola Gay» era el nombre del bombardero que el seis de agosto de 1945, a las 8:15 de la mañana, arrojó sobre la ciudad de Hiroshima en Japón, la bomba de uranio denominada  «Little Boy», con una carga destructiva equivalente a 16 kilotones de dinamita.

 

hiroshima
El famoso «hongo» nuclear que acompaña a la explosión de las bombas de uranio

 

Además de la destrucción inmediata, del olor a carne carbonizada, y  las escenas dantescas que aún hoy describen los sobrevivientes, la onda radiactiva produjo la muerte posterior de miles de personas que se sumaron a los 140.000 fallecidos por el primer ataque. A esto se añaden las deformaciones  que produjo la radiación: caída de cabellos, cáncer, nacimientos prematuros, bebés con malformaciones, muertes repentinas y efectos que afectarían a varias generaciones.

Los sobrevivientes sufrieron el rechazo de sus propios compatriotas que temían contagiarse. El entonces alcalde de Hiroshima, dijo una frase clave : «una sola bomba cambió la vida de mucha gente»

El nueve de agosto, tres días después, otra bomba atómica se arroja sobre la ciudad de Nagasaki con igual saldo de destrucción y muerte, ascendiendo las víctimas totales, con la explosión y la posterior radiación, a 250.000.

Desde entonces, los líderes de ambas ciudades dirigen movimientos en pro de un mundo sin armas atómicas, que algunos expertos nucleares, consideran la garantía para el mantenimiento de la vida en el planeta.

A pesar de las razones políticas, ideológicas y hasta humanitarias que se esgrimen en su apoyo, toda guerra es injustificable. La muerte está por encima de cualquier razón. Los cientos de miles de víctimas de Hiroshima y Nagasaki, todos ellos contados entre la población civil desarmada, indefensa, es la mejor prueba de la crueldad e irracionalidad de cualquier tipo de contienda donde salgan a relucir las armas.

El luto del pueblo japonés se renueva en cada agosto. No podemos menos que recordar ante esta masacre, las palabras de Gandhi: «No hay caminos hacia la paz. La paz es el camino».

 

Ginamaría Hidalgo: «Voces de los pájaros de Hiroshima» :

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