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La «larga sombra del racismo» sigue presente 50 después

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Washington, 7 mar (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, conmemoró hoy el triunfo de los derechos civiles durante el 50 aniversario de la marcha de Selma a Montgomery (Alabama), que llevó a la aprobación de la ley de Derecho al Voto, aunque recordó que la «larga sombra» del racismo no se ha desvanecido.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (c), en la conmemoración este sábado del 50 aniversario del "Domingo Sangriento", marcha pacífica por el derecho al voto de los afroamericanos, en el puente Edmund Pettus de Selma (Alabama, EE.UU.). EFE
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama (c), en la conmemoración este sábado del 50 aniversario del «Domingo Sangriento», marcha pacífica por el derecho al voto de los afroamericanos, en el puente Edmund Pettus de Selma (Alabama, EE.UU.). EFE

El aniversario se produce en momentos en los que en Estados Unidos se vuelve a cuestionar la discriminación contra la población negra y la actuación de la Policía hacia las minorías, después de varios episodios en los que afroamericanos desarmados han muerto por disparos de agentes de la ley.

«Sabemos que la marcha no ha terminado», dijo el presidente ante miles de personas en el puente Edmund Pettus, donde los activistas fueron duramente reprimidos por la policía, en lo que pasó a la historia como el «Bloody Sunday» («Domingo Sangriento»).

Obama, el primer mandatario negro del país rechazó la idea de que «nada ha cambiado» pero señaló que sería un «error» considerar que el racismo ha sido desterrado y que la labor de los hombres y mujeres que participaron en la marcha de Selma se ha completado.

«Sólo tenemos que abrir nuestros ojos y oídos, y el corazón, para saber que la historia racial de esta nación todavía proyecta su larga sombra sobre nosotros», agregó Obama.

El mandatario hizo referencia a casos como el de Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años, que murió el pasado agosto en Ferguson (Misuri) tiroteado por un policía blanco, en un suceso que desató protestas y disturbios, que dieron lugar a un movimiento que denuncia las desigualdad que sufren los afroamericanos.

El Departamento de Justicia constató en un informe sobre la actuación general de la Policía de Ferguson la discriminación racial y la violación sistemática de los derechos civiles de la población negra, con detenciones sin motivo aparente y el uso excesivo de la fuerza especialmente contra esta comunidad.

«Selma nos enseña, también, que la acción requiere que nos despojemos de nuestro cinismo», dijo Obama, y señaló que «en lo que se refiere a la búsqueda de la justicia, no podemos permitir ni complacencia ni la desesperación», agregó ante una audiencia de 40.000 personas, entre los que se escucharon algunas consignas de protesta que fueron acalladas por el público.

Si bien admitió que lo que pasó en Ferguson «puede que no sea único», rechazó que sea «algo endémico» y a diferencia de lo que ocurría antes del movimiento por los derechos civiles «no está protegido por la ley ni la costumbre».

Obama alabó el modelo del movimiento pacífico liderado por Martin Luther King, quien también participó en las marchas de Selma, que sirvieron de catalizador para lograr la igualdad del voto de los afroamericanos en una época de segregación, e hizo un guiño al poder de los jóvenes para el cambio.

«Desde las calles de Túnez al Maidan en Ucrania, esta generación de jóvenes puede sacar fuerza de este lugar, donde los menos poderosos pudieron cambiar a la mayor superpotencia del mundo, y empujar a sus líderes a expandir los límites de la libertad», dijo.

En el acto estuvieron el expresidente republicano George Bush y su esposa, Laura, así como el gobernador de Alabama Robert Bentley, y una delegación de un centenar de congresistas encabezada por el demócrata John Lewis, quien participó en la marcha cuando tenía 25 años y a quien Obama se refirió como uno de sus «héroes».

Lewis, quien introdujo al presidente, también coincidió en que «todavía queda trabajo por hacer» y pidió a los ciudadanos a «construir sobre el legado de la marcha», en la que él mismo resultó herido.

«Nuestro país nunca volvió a ser el mismo por lo que pasó en este puente», dijo el congresista, que aseguró que si alguien le hubiera dicho ese día de 1965 que estaría presentando al primer presidente negro del país: «hubiera dicho estás loco, has perdido la cabeza».

Tras su discurso, Obama, que ya visitó Selma como candidato presidencial en 2007, cruzó el puente Edmund Pettus junto con su familia y una delegación de unas cincuenta personas, entre las que había sobrevivientes de los ataques policiales.

La comitiva caminó a paso lento agarrados del brazo unos a otros mientras avanzaban hacia la característica estructura metálica en forma de arco del puente y cruzaron sobre del río Alabama cantando «Keep your eyes on the prize», un himno del movimiento civil.

El presidente firmó además este sábado el proyecto de ley autorizando la Medalla de Oro del Congreso para honrar a los activistas de las marchas de Selma que «demostraron que el cambio no violento es posible, que el amor y la esperanza puede vencer al odio», según dijo durante su discurso.

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