Sociedad y Farándula

Leteo´s Shopping Center (o Michael Brown y el Consumismo)

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Westlake Center de Seattle, Washington, el 28 de noviembre de 2014.Protesta por la muerte de Michael Brown

Cuenta la mitología griega que al morir, las almas iban al Hades. No era el infierno cristiano, sino un mundo muy complejo situado debajo de la tierra. Allí, los difuntos recibían castigos o premios según los méritos o deméritos acumulados en su existencia. En la entrada a este inframundo, había dos ríos: el Leteo y el Mnemósine. A los muertos recién llegados los obligaban a beber las aguas dulces del Leteo que le traían el olvido. Lentamente sus recuerdos se borraban uno a uno, hasta que su memoria quedaba limpia para entrar al Hades. Cuando llegaba el momento de acceder a una nueva existencia, el candidato era llevado al río Menemósine y debía ingerir algunos sorbos de su caudal amargo para recordar nuevamente las vidas que dejara atrás.

En el contexto de lo que deben ser las protestas pacíficas por el asesinato de Michael Brown, es  interesante la propuesta a la gente a no participar del Viernes Negro; jornada que desata el salvaje afán consumista. Un altísimo porcentaje de los compradores que se amontonan y empujan en las tiendas, llenan sus carros con productos que nunca usarán; que al año o a los seis meses venderán por la mitad de lo que lo compraron en un Garage Sale.

Frustraciones, estrés; grandes y pequeñas injusticias cotidianas se olvidan en un día. Las amas de casa salen de las enormes cadenas con el último modelo de artefacto electrónico multiuso;  computadoras; equipos de acampar; dispensadores de comida para las mascotas y chips para las zapatillas con los que medirán sus pasos. El consumidor esperará en las largas colas para rellenar el vacío de su vida con electrodomésticos, balanzas para el baño y alarmas ultrasónicas.

Al salir de las tiendas, cansados y gloriosos, el ánimo sentirá agradecido. El vecino de Saint Louis, como las almas de los habitantes de la Grecia Clásica, habrá bebido del Leteo. Todo se olvidará; la angustia, la brutalidad policial, los crímenes impunes se disolverán con la beatitud de las cosas recién adquiridas. Descubrirá que el origen de la angustia es la memoria, y las grandes cadenas de tiendas habrán desatado un río incontenible que nos ayudará a olvidar. Ojos que no ven, corazón que no siente, dice la sentencia popular. Muchos de los  participantes de la orgía consumista del Viernes Negro, asistirán a la misma con la conciencia de que en el mes de agosto en las calles de Saint Louis , se cometió una brutal injusticia . Un guardián del orden ha disparado sobre un prójimo desarmado hasta matarlo. Sin embargo, el Leteo del consumo, le servirá para olvidar.

En posesión de mi nueva máquina de lavar; de mi nevera que habla, la muerte se disuelve. Quizá ayer estuviera indignado por la muerte de Michael Brown. Hoy el muchacho moreno no ha muerto. Quizá nunca existió. Su perfil se disuelve con este maravilloso Leteo que ha llevado a mi boca estas dulces aguas.

No hay caminos hacia la Paz. La paz es el camino, decía Mahatma Gandhi y con eso fundó el principio universal de la lucha ante cualquier injusticia. Es con esta premisa que llamamos a los vecinos a no olvidar. A beber las aguas amargas del Mnemósine, el otro río que se encontraba en las inmediaciones del Hades; el que nos devolverá la memoria y nos hará regresar a la vida. A nuestro papel de testigos silenciosos de la discriminación, el odio y la muerte, demonios en extremo poderosos. Dirigir hacia ellos nuestras miradas lúcidas, será la única forma de vencerlos.

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