Sin Categoría

El Poetizar de Cristina Villanueva

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Cuando pensé en escribir este texto surgían fragmentos de poemas de distintos autores. Decidí dejarlos entrar ¿Después de todo la poesía no es eso, un fragmento de luz que ilumina la banalidad? Ese rayo súbito al que Joyce llamaba Epifanía 

Cristina Villanueva – VIAJE TEXTUAL

https://diario-digital.com/cafe-con-ron-viaje-textual-por-cristina-villanueva/

 

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Por Gocho Versolari

Con pocas excepciones, casi siempre la crítica literaria ha despertado en mí un profundo aburrimiento. Esto ocurre cuando el texto frío, lejano, procura encerrar la corriente vital de la literatura en fórmulas precisas, como si el lenguaje racional sirviera para mendigar un poco de aceptación a quienes creen en una ciencia desprovista de vida y de sentido.

Ya el último Heidegger había dicho que el pensamiento racional debía ser reemplazado por el poetizar. Lenguaje, conocimiento en el que impere la intuición y el goce creativo. Postulación de la irrupción súbita de lo no consciente en una cultura que se pretende autosuficiente desde los sueños de la razón (Aquellos que producen monstruos, según Goya). Una cultura que desde la quema de las brujas pretende haber desterrado cualquier contenido que surja de la posesión, del éxtasis, de la sublime borrachera del artista.

La crítica entendida en el sentido original del término, como estudio y no como evaluación a veces injustificadamente destructiva de una obra literaria, es la primera que debiera utilizar el lenguaje poético como herramienta.

En el breve trabajo, Viaje Textual, (publicado por Diario Digital https://diario-digital.com/cafe-con-ron-viaje-textual-por-cristina-villanueva/ ), Cristina Villanueva propone las herramientas de trabajo. Las dispone frente a sí en una mesa de tres patas, como El Mago en el Tarot, preparándose para el camino. La literatura es la búsqueda del misterio. Lo racional pende como una débil lámpara en medio del universo de oscuridad que nos anima. Quizá traigamos a la luz tenue de esa lámpara un contenido mínimo, pero la contundencia y el volumen de las sombras debe permanecer para que se garantice la continuidad de la creación.

Texto breve, repetimos, pero denso como ninguno y jalonado de las voces de los poetas que en contrapunto amplían los conceptos de la autora.

Hay una referencia a la banalidad, al lenguaje pragmático del comercio; quizá a un hombre estragado por los signos, para quien el símbolo es incomprensible por su carácter de “in—útil”. Sociedad y cultura en la que se ha desterrado el poder que llega del universo crepuscular, llámese “posesión” o “sentido de la tierra”; donde el ritual de la bebida sagrada ha sido reemplazado por la adicción a las drogas; donde la luminosa dictadura de la ciencia clara y distinta, persigue y aniquila al hombre mítico. Tolera, aunque con desconfianza al poeta, y le exige un constante auto de fe por el cual refunde en forma constante los límites de una realidad en blanco y negro. Que establezca siempre que los símbolos que le permiten predicar no son más que flatus vocis; que nunca pretenderán conocer ni fundar un universo.

Parafraseando a la querida Cristina, tendríamos entonces el poeta y el Poeta. El primero domeñado, sometido al statu quo; el segundo libre, sabedor de que sus palabras están preñadas de profunda realidad. Vate subversivo, cultor de la vida profunda, que mantiene en la clandestinidad su potencialidad de constituir los fundamentos de otro mundo.

Sonido y silencio, Caos y Cosmos, son categorías que se atropellan en la pluma del Poeta con mayúscula. Nuevo conocimiento que se obtiene por este poetizar heideggeriano de Cristina que incluye anécdotas, comentarios de apariencia banal estableciendo como entramado de los textos, el mundo cotidiano. El universo de todos los días, la base y el fin de nuestro razonar poético o de nuestro poetizar racional.

Invitamos a nuestra amiga a profundizar esta línea de pensamiento. “Viaje Textual” es   un periplo a vuelo de pájaro. Se apuntan temas que podrían desembocar en una nueva y colosal Crítica de la Razón Poética en sentido kantiano.

Desde aquí soplamos las velas para que se inicien nuevos viajes

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