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Cronología de un controvertido desarme: Grupos de Autodefensa

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Los grupos de autodefensa podrían estar avocados a su paulatina disolución, casi un año después de su creación por algunos sectores de la población de Michoacán, en especial pequeños y medianos agricultores y ganaderos, después de que las autoridades de la entidad hayan anunciado su inmediato desarme.

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Esta semana, el comisionado para la Seguridad de Michoacán, Alfredo Castillo, anunció que por fin se había llegado a un acuerdo para que se iniciara un proceso de desarme, que pareció estancarse por la reticencia mostrada por las autodefensas, cuyos líderes defendían su derecho a parapetarse mientras Los Caballeros Templarios siguieran actuando a sus anchas por el estado.

Sin embargo, el desarme ya se encuentra en proceso en los 27 municipios del estado con más presencia de las autodefensas y desde el 28 de abril hasta el próximo 10 de mayo, se espera que los civiles armados acudan de manera voluntaria a entregar sus armas, o bien a registrar aquellas que posean de manera irregular.

Sin embargo, el proceso está marcado por ciertas contradicciones, ya que, si bien el Gobierno ha asegurado que el desarme es ya una realidad, algunos lideres comunitarios, como el de las autodefensas de Coalcomán, Felipe Díaz, matizan que dicho proceso se basa en un registro de control y regularización, no de retirada, por lo que ellos seguirán portando armas.

La crisis de seguridad que vive Michoacán desde hace poco más de un año acabó por desencadenar la decisión desesperada de recurrir a las armas como única alternativa viable para combatir los secuestros, extorsiones, asesinatos, expropiaciones y demás fechorías que se cometían bajo el amparo, en algunos casos, de las autoridades.

MICHOACÁN SE LEVANTA EN ARMAS

Los municipios de Buenavista y Tepalcatepec, en el oeste de Michoacán, fueron las primeras localidades que vieron cómo algunos de sus vecinos tomaban las armas, después de ver cómo varios productores de aguacate y limón, principales fuentes de ingreso de la entidad, eran secuestrados.

Era finales de enero de 2013 y la iniciativa civil armada se propagó como la pólvora hasta asentarse en 27 municipios. Las actividades de las autodefensas comenzaron a cosechar sus primeros éxitos: muchos ‘templarios’ y sicarios fueron abatidos o expulsados y rápidamente se granjearon la simpatía de la ciudadanía.

El fenómeno de las autodefensas siguió expandiéndose durante ese año por diferentes municipios de Michoacán, encontrándose en algunos de ellos con una fuerte oposición por parte de los jefes de plaza y los sicarios que mantenían allí los líderes ‘templarios’. Muchas de las policías locales también fueron desarmadas y desprendidas de sus potestades por considerarlas parte sustancial del problema.

Llega 2014 y ha tenido que pasar casi un año para ser testigo de las primeras medidas del Gobierno, que como viene siendo habitual en los últimos años, recurrió a los militares para intentar retomar el control y la seguridad de las calles.

El 13 de enero de 2014, el Ejército y la Secretaría de Marina comienzan con las movilizaciones masivas de efectivos por las diferentes regiones ubicadas en la zona de Tierra Caliente. Días después, el Gobierno Federal crea el Comisionado para la Seguridad de Michoacán, nombrando a Alfredo Castillo como responsable, y sella un pacto con las autoridades de la entidad para llevar a cabo medidas conjuntas de seguridad.

Las fuerzas policiales y la Secretaría Nacional de Defensa (SENADE)consiguen retomar el control de algunos municipios, –como Apatzingán, Uruapanasí o Múgica– así como con importantes arsenales pertenecientes a estos grupos, que siguen abogando por su derecho a defenderse mientras el Gobierno siga siendo incapaz de restaurar el Estado de Derecho.

POSIBLE PROCESO DE «INSTITUCIONALIZACIÓN»

El auge de las autodefensas y la ambigüedad del Gobierno, motivó que las autoridades federales barajaran la posibilidad de regular la situación de sus efectivos, una medida enmarcada en el Plan Michoacán que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, presentó en febrero. Ejemplo de ello fueron las declaraciones del ministro de Interior, Miguel Ángel Osorio Chong, que llegó a declarar que estos grupos podrían cumplir una labor social.

Sin embargo, el portavoz del Consejo de Autodefensas de Michoacán, José Manuel Mireles, una de las voces más influyentes del movimiento, tildó de «teatro» este acuerdo con el Gobierno, lo que le acabó costando de manera provisional su cargo, en detrimento de Estanislao Beltrán.

COMIENZAN A CAER LÍDERES ‘TEMPLARIOS’

Una de las condiciones que las autodefensas exigieron para iniciar el desarme era la detención de los principales líderes de Los Caballeros Templarios. El Gobierno y el Ejército comenzaron entonces a estrechar el lazo y cuatro de los siete jefes del cártel fueron eliminados. El desarme parecía cercano, pero Beltrán aumentó el número de ‘templarios’ secundarios hasta llegar a los 100.

El primer criminal en caer fue Dionisio ‘El Tío Nicho’ Plancarte, el 27 de enero. Un mes después correría la misma suerte Francisco ‘El Pantera’ Galeana. Llegaría marzo y el siguiente en engrosar la lista sería el principal cabecilla de la organización, Nazario ‘El Chayo’ Moreno, abatido durante un operativo especial de la Marina mexicana.

Habría que esperar hasta el 1 de abril para confirmar la siguiente baja en la cúpula ‘templaria’, Enrique ‘Kike’ Plancarte Solís, otra de las figuras más relevantes y peligrosas del cártel. Los otros tres cabecillas que siguen prófugos son Servando ‘La Tuta’ Gómez; a quien se le sigue la pista de cerca; Fernando ‘El Tena’ Cruz, e Isidro ‘El Chicano’ Virrueta.

ENCARCELACIÓN DE HIPÓLITO MORA

Antes de la muerte de ‘Kike’ Plancarte, tuvo lugar otro suceso destacado. Era principios de marzo cuando la Fiscalía General de Michoacán se internaba en La Ruana para detener al principal líder de las policías comunitarias, Hipólito Mora, por su supuesta implicación en los asesinatos de Rafael ‘El Pollo’ Sánchez y de José Luis ‘El Nino’ Torres, antiguos miembros de las autodefensas expulsados de sus filas por sus vínculos delictivos con el cártel. Actualmente, cumple prisión formal en el penal de Apatzingán a la espera de juicio.

La detención del «referente moral» de las autodefensas propició que su enemigo Luis Antonio ‘El Americano’ Torres, señalado por su supuesta relación con Los Templarios, se desplazara junto a sus hombres, unos 4000, hasta La Ruana para expulsar al último reducto fiel a Mora que quedaba en el municipio.

REPERCUSIÓN POLÍTICA Y MEDIÁTICA

El surgimiento de las autodefensas no solo puso de manifiesto, una vez más, la existencia del crimen organizado en México, sino también la estrecha colaboración que algunas autoridades políticas y policiales mantenían con los delincuentes, como se ha venido demostrando con la detención de alcaldes y funcionarios en las últimas semanas.

Un nuevo ‘michoacanazo’, como algunos se han adelantado a afirmar, haciendo referencia al escándalo de corrupción y connivencia con el crimen organizado por parte de funcionarios del Gobierno en dicho estado ocurrido en 2009 y que supuso la investigación de 11 presidentes municipales y de 16 altos cargos, todos absueltos.

Peña Nieto ha sido muy cuestionado durante la crisis de violencia y seguridad en Michoacán, pues le achacan, no solo cierta tardanza en las políticas de actuación, sino también la ambigüedad de las mismas. El Gobierno también ha sido criticado por una supuesta improvisación a la hora de actuar ante una situación que tardó en catalogar como prioritaria.

La utilización del Ejército mexicano para calmar la situación en Michoacán también ha sido puesta en duda por distintos sectores políticos y sociales del país, pues dicha institución cuenta con un amplio historial de violaciones de los Derechos Humano

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