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Costa Rica: Solís avanza hacia una victoria segura en las presidenciales

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El candidato del Partido Acción Ciudadana (PAC), Luis Guillermo Solís, avanza hacia una victoria segura en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que se celebran este domingo en Costa Rica, tras la sorpresiva retirada de su único rival, Johnny Araya, del Partido Liberación Nacional (PLN).

   Solís y Araya se enfrentaron en la primera vuelta, celebrada el pasado 2 de febrero. Entonces, de acuerdo con los resultados definitivos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), obtuvieron un 30,4 y un 29,71 por ciento, respectivamente, lo que supone un empate técnico. Solís dio la sorpresa porque todos los sondeos sobre intención de voto pronosticaban que sería Araya, junto a José María Villalta, del izquierdista Frente Amplio (FA), quienes irían al balotaje.

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Sin embargo, a medida que avanzaba la campaña electoral Solís comenzó a distanciarse de Araya, hasta el punto de que una encuesta publicada el pasado mes de marzo por la Universidad de Costa Rica le daba hasta 44 puntos de ventaja sobre el líder conservador, lo que decantó la decisión del aspirante del PLN.

«Con firmeza de ánimo hago saber mi decisión de concluir hoy esta campaña por la Presidencia. La segunda votación se presenta difícil y llena de obstáculos. He comprobado la existencia de una voluntad inclinada cada vez más por un relevo del partido de Gobierno», dijo Araya el pasado 5 de marzo.

 

El candidato oficialista se habría visto afectado por los casos de corrupción que han afectado al Gobierno de Laura Chinchilla, a pesar de que durante la campaña electoral para la primera vuelta intentó distanciarse al máximo del actual Ejecutivo, admitiendo que había «errores que corregir».

Chinchilla se ha visto envuelta por numerosos escándalos. En primera persona, ha sido muy criticada por aceptar viajes en aviones privados a Venezuela y Perú, a pesar de que el jefe de Estado tiene limitados los obsequios que puede recibir. Ya en piel ajena, tuvo que afrontar la dimisión de su ministro de Finanzas por evadir impuestos.

Ante la certidumbre generada por la salida de Araya de la carrera presidencial, puesto que es la primera vez que ocurre desde  1949, el presidente del TSE, Luis Antonio Sobrado, explicó que, dado que la Constitución prohíbe la retirada de los candidatos de cara a la segunda vuelta, era necesario que ésta se celebrara, subrayando incluso que sería posible que el abanderado del PLN resultara elegido, «si esa es la voluntad de los costarricenses».

En consecuencia, Solís anunció que seguiría haciendo campaña para llegar al Palacio de Gobierno con la legitimidad que dan los votos, al tiempo que lamentó la retirada de Araya porque -según indicó_le habría gustado confrontar las ideas del PAC, de centroizquierda, y del PLN, de centroderecha, en un debate electoral.

«Una de las marcas de la vida democrática es la emisión del voto, ella es la que marca la delegación del poder del soberano en las personas que han de dirigirlo. Mientras el voto no se haya emitido no hay autoridad delegada», aclaró Solís, rehusando el calificativo de presidente electo.

RETOS ECONÓMICOS

Una vez en el Palacio de Gobierno, algo previsto para la ceremonia de investidura que se celebrará el próximo 5 de mayo en San José, el principal reto de Solís será socorrer la maltrecha economía costarricense, cuya creciente deuda equivale ya a más de la mitad del PIB del país centroamericano.

Consciente de ello, ya adelantó, en una entrevista concedida recientemente a la agencia de noticias Reuters, que su prioridad será sacar adelante una reforma fiscal con la que equilibrar los ingresos y gastos del Estado.

Con los fondos que obtenga de esta restructuración tributaria, Solís se ha marcado como objetivos luchar contra la corrupción, un problema que cada vez preocupa más a los costarricenses, crear un sistema de salud universal y mejorar las infraestructuras.

UN CONGRESO DIVIDIDO

Para sacar adelante su programa de Gobierno, Solís deberá propiciar el acuerdo en el fragmentado Congreso que dejaron las elecciones legislativas del pasado 2 de febrero, con 18 escaños para el PLN y 13 para el PAC, ambos muy lejos de la mayoría de 29 legisladores que requiere una sede legislativa con 57 curules.

Por ello, tras la primera vuelta electoral, ya tendió la mano «a todos los sectores que quieran construir una política distinta y que quieran hacerlo con sentido de patria y con sentido de responsabilidad ante la historia».

En este sentido, parece que el PLN está dispuesto a facilitarle la tarea a Solís. Araya ha pedido a sus colegas de partido que cedan el control del Congreso al PAC al considerar que «es bueno que las nuevas autoridades tengan en sus manos la conducción democrática del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo».

Por su parte, Chinchilla ha prometido «una transición ordenada al poder» y ha hecho un llamamiento a «intensificar la coordinación con las fuerzas políticas con el único propósito de generar un clima de seguridad, estabilidad y sin incertidumbre que han sido las fortalezas de Costa Rica hasta la fecha».

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